El Comercio
César Sánchez
25/06/2019 - 13:16

Precedente preocupante: el jaguar ya no habita el área protegida de Santa Cruz La Vieja en Bolivia

Los registros de cámaras trampas confirmaron que tanto jaguares como tapires han abandonado Santa Cruz La Vieja, unas de las áreas protegidas más presionadas por la deforestación en Santa Cruz.

Cámaras trampas instaladas en las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural (UPCN) Tucavaca y Santa Cruz La Vieja, en el departamento de Santa Cruz, Bolivia, lograron captar la presencia de animales que hasta ahora no se sabía que vivían ahí. Para el caso de Santa Cruz La Vieja la cantidad de mamíferos registrados se incrementó en 10 especies y para Tucavaca en 20, entre las que se cuenta el jaguar (Panthera onca) que, si bien se sospechaba que habitaba ese lugar, hasta ahora no había una prueba fotográfica que lo confirmara.

A pesar de las buenas noticias, la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) y la Gobernación de Santa Cruz a través de su Dirección de Conservación del Patrimonio Natural (DICOPAN) —quienes están implementando el monitoreo con cámaras trampa en las UPCN— pudieron determinar que, al contrario de Tucavaca, el jaguar ha desaparecido de Santa Cruz La Vieja donde sí existen registros de su presencia hasta pocos años atrás. Ello sería prueba de que “está habiendo una degradación en la composición y diversidad de mamíferos”, asegura  Kathia Rivero, Investigadora del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado.

Este muestreo busca impulsar la creación de zonas protegidas que logren conectar ambas unidades de conservación para que así, por ejemplo, el jaguar pueda volver en un futuro a poblar los bosques de Santa Cruz la Vieja.

Los hallazgos tras las imágenes

Hasta antes de que los investigadores instalaran las cámaras trampa, cerca de 180 especies de aves estaban registradas y documentadas para Santa Cruz La Vieja. “Ahora tenemos 280 especies”, asegura Rivero, quien agrega que “lo más relevante —en cuanto a los mamíferos nuevos encontrados— es el registro de un marsupial, Monodelphis kunsi, del que muy poco se sabe en Bolivia. “Hay singularidades de la fauna que no conocemos y que estas zonas protegidas están conservando”, dice Rivero.

En el caso de Tucavaca, los investigadores suponen que la biodiversidad sea mayor. Hasta el momento se tienen documentadas 217 especies de aves, pero se asume que el número debe superar las 300. Lo mismo en el caso de los mamíferos de los que hasta el momento se tiene registro de 64 especies, entre los que destacan el jaguar y el tapir (Tapirus terrestris), casi Amenazado y vulnerable respectivamente, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Aunque las dos unidades de conservación contienen muestras representativas de la fauna de la región, “Santa Cruz La Vieja ha sufrido más la presión de la deforestación de los alrededores, y también de otras amenazas como la cacería, perdiendo fauna valiosa como los tapires que ya no están en la zona, los jaguares o los chanchos de tropa (Tayassu pecari) que antes estaban en grupos muy grandes y que ahora se han registrado pero en grupos pequeños”, dice Rivero.

La razón de esto es que, “hace cinco o 10 años los focos de deforestación estaban muy alejados de las áreas protegidas, pero ahora la deforestación ha avanzado demasiado poniendo mayor presión sobre las UPCN y sobre la fauna que habita en ellas”, explica Marlene Quintanilla, Directora de FAN.

Riveros hace hincapié en que los insumos levantados en este monitoreo son importantes para justificar y documentar la importancia de la ampliación de las áreas protegidas con el fin de consolidar un corredor de conectividad al menos entre Santa Cruz La Vieja y Tucavaca. “De esa manera podría volverse a registrar el jaguar en Santa Cruz La Vieja o recuperarse la población de tapires”, explica Riveros. Quintanilla agrega que el paso que sigue es “promover más investigaciones para poder comprender cuánto espacio es suficiente para garantizar la permanencia de las especies”. El problema, advierte, “es que la deforestación está avanzando más rápido que nuestras investigaciones”.

La amenazante deforestación

Santa Cruz es uno de los departamentos con más biodiversidad de Bolivia. Prueba de ello es que el 80 % de las 12 ecorregiones que tiene el país se encuentra en Santa Cruz y que este es el departamento con la mayor cantidad de hectáreas protegidas: 12,6 millones. De ese total, 3.2 millones son administradas por la DICOPAN.

Pero al mismo tiempo, “Santa Cruz asegura el 70 % de la seguridad alimentaria de toda Bolivia”, dice Juan Carlos Añez, Director de la DICOPAN y los mayores cultivos de soya, para la producción de biodiesel, se encuentran en esta región. Es así como el avance de la frontera agrícola es la mayor amenaza para los bosques de Santa Cruz y más hoy cuando, en un polémico acuerdo, el gobierno de Bolivia anunció la expansión de la frontera agrícola en 250 000 hectáreas adicionales al millón 300 000 hectáreas que ya existe para el cultivo de soya genéticamente modificada.

Marlene Quintanilla advierte que el patrón de deforestación es claro: tiende a acercarse cada vez más a las UPCN y Santa Cruz La Vieja es la unidad más amenazada. De ahí la necesidad de ampliar las áreas protegidas para asegurar la conectividad entre los espacios que aún permanecen resguardados. “Si no se toman acciones, en pocos años (las áreas protegidas) realmente van a desaparecer porque están teniendo una presión muy fuerte”, sentencia Rivero.

Añez, sin embargo, asegura que “por lo menos en las UPCN que administra la Gobernación de Santa Cruz esa figura no se va a dar porque la política departamental es muy clara”. El Director de DICOPAN se refiere a que los planes de manejo que tienen las unidades de conservación de Santa Cruz determinan los espacios donde se prohíben y se autorizan las actividades agrícolas. “Los planes de manejo permiten hacer las cosas correctas en el lugar correcto. Se permite la actividad agrícola en el interior siempre y cuando esté ubicada en las zonificaciones que los planes de manejo así lo permiten”.

Además, asegura que la mayor cantidad de la explotación agrícola está en zonas que no son actualmente protegidas, dato que es corroborado por Quintanilla quien asegura que “el 95 % de la deforestación se da fuera de las áreas de conservación”.

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