El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó el decreto que flexibiliza las reglas para que los ciudadanos civiles puedan tener armas en sus hogares y sus lugares de trabajo; esta es una de las principales promesas de la campaña electoral de Bolsonaro.

"El ciudadano de bien podrá tener paz dentro de casa", aseguró el mandatario después de firmar el decreto en el Palacio del Planalto, acompañado de varios ministros y de parlamentarios de la llamada "bancada de la bala", que representan los intereses de la industria de las armas.

Se refirió también al referéndum del Estatuto del Desarmamento, realizado en 2005, en el que los brasileños optaron por no prohibir la comercialización de armas en el país. "El pueblo decidió comprar armas y municiones; no podemos negar lo que el pueblo quiso en ese momento", dijo Bolsonaro.

Según el decreto, se autoriza que los civiles tengan un arma de fuego en su casa o en su lugar de trabajo, siempre que el dueño del arma sea el responsable legal del establecimiento. Para salir a la calle con ese arma hay que tener derecho al porte de armas, que exige reglas más rigurosas y cuya flexibilización depende de la aprobación del Congreso Nacional.

El decreto, que cambia la ley vigente desde 2004, elimina el requisito de explicar ante la Policía Federal la "necesidad efectiva" de tener un arma. Según Bolsonaro, ese requisito era demasiado subjetivo y hacía que muchas de las solicitudes para comprar un arma fueran rechazadas.

A partir de hoy, los brasileños podrán comprar hasta cuatro armas por persona, y el plazo de validez del registro se ampliará automáticamente de cinco a diez años. Según la nueva norma, en las casas donde vivan "niños, adolescentes y personas con deficiencia" deben tener una caja fuerte.

El Gobierno de Bolsonaro justifica el decreto por el alto índice de violencia, según cifras oficiales hay 10 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.