Crónica del Mundial
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Mané Montalvo
09/07/2014 - 10:39

El Brasil está de luto en la fiesta de la Copa del Mundo.

El Brasil está de luto en la fiesta de la Copa del Mundo. La nota terrible de la noche fue que la FIFA no haya hecho guardar anoche el minuto de silencio de rigor que merecía Alfredo Di Stéfano, el más grande jugador de los años 50 y 60 y el primer crack de la globalización

El Brasil está de luto en la fiesta de la Copa del Mundo.

La nota terrible de la noche fue que la FIFA no haya hecho guardar anoche el minuto de silencio de rigor que merecía Alfredo Di Stéfano, el más grande jugador de los años 50 y 60 y el primer crack de la globalización…

Enunciamos el 18 de junio dos conceptos en la nota en nuestro pronóstico de quienes pasarían a las finales: “Ojo con la hinchada local y con la dependencia de Neymar a quien la hinchada le pide que sea Pelé, Ronaldinho, Ronaldo, Romario, Zico, Socrates y Garrincha en un solo.” Por otra parte, en esa misma nota, dijimos también. “De seguir así y por la magia de las llaves, podría darse una repetición de la batalla de Munich del 74. Los herederos de Johan Cruyff frente a los herederos del Kaiser Beckenbauer.”.

Cumpliendo el teorema de Gary Lineker la Mannschaft clasificó a paso de parada, tumbando el orgullo nacional desde el Cristo del Corcovado en Rio, al Palacio de la Alvorada en Brasilia. “Pesadelo” (o sea Pesadilla) titulan la mayor parte de los diarios brasileros, desde el Estadao, pasando por O Globo y la Folha. En lo meramente futbolístico el único analista de fuste que creía en Brasil era Mourinho quien dijo antes del partido lo siguiente "Creo que el final de la historia será Brasil campeón del mundo, porque lo están dando todo por la competición y por su país". No le sale una a Mou este año…

Anoche el Brasil  no tuvo ni norte, ni estrella, ni Corcovado, ni banca de suplentes. Un equipo perdido sin ningún horizonte. De hecho Menotti alertaba al principio de la Copa que ésta es la peor selección de Brasil de la historia. El técnico campeón en Argentina 78 fue lapidario con Felipao: “Jamás jugó al fútbol en este Mundial; su entrenador Scolari apostó siempre por el resultado y lo terminó pagando caro”.  Scolari pagó con intereses el haber jugado al resultado y el haber dejado fuera de la convocatoria a figuras como Ronaldinho, Kaká o Robinho. Ayer en el Minerao, a la hora de la hora, Brasil sin Thiago Silva y Neymar se cayó a pedazos. La nieta de Luis Barbosa (arquero de Brasil en el Maracanazo) expresó que el círculo se había cerrado, ya que el oprobio que injustamente se había vertido sobre esa generación de jugadores subcampeones del mundo fue totalmente borrado por lo acontecido en Belo Horizonte. Jubilado el fantasma del 50, paso al fantasma alemán que encima y para colmo de los simbolismos, vistió los colores del popular Flamengo de Rio.

El score de 7-1 es el más abultado a una selección campeona del mundo en competición en el mundial. El gol del honor fue un gesto humanitario de los fríos alemanes hacia el anfitrión. Supera el récord anterior de 6-1 de Bolivia a la Argentina de Messi en las eliminatorias a Sudáfrica. Pero, que no se alegren mucho aquellos que hoy se burlan del Brasil con memes y cargadas: de los niños y jóvenes que anoche lloraron la derrota amarga de Belo, surgirá el equipo que ganará el Hexa. Este episodio permitirá al Brasil liberar de nuevo su inagotable energía y creatividad popular, aburguesada por los éxitos económicos y sociales recientes. El “Camisa dez”, Neymar levantará la Copa del Mundo tarde o temprano, con el cintilla de capitao. Eso sí, los Dioses del futbol han sido crueles ya que le han dado como destino al gigante Brasil tener sus grandes logros fuera de casa, tal como al mítico Ulises de la Odisea.

En cuanto a Alemania el propio César Luis decía, “El equipo alemán es de una categoría impresionante, no está basado en una estrella, sino en un conjunto, y el resultado es un equipo brillante”. La Brazuca, el coqueto balón que la Adidas de Alemania diseñó en honor a la geografía de Rio, la arquitectura de Oscar Niemeyer y la belleza inagotable del Brasil, lo sabía muy bien. Y por eso le ha dado el merecido triunfo a la Mannschaft en lo que fue la Pesadilla de Belo Horizonte, mientras el mítico Maracaná aguarda como siempre en silencio para recibir a su nuevo fantasma.

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