Roberto Ossio Ortube
11/12/2017 - 23:28

FIEBRE DE SÁBADO POR LA NOCHE – Cuarenta (40) Años - “Sobreviviendo” a “Una noche en la montaña de la Música Disco”

El 14 de diciembre de 1977 se estrenó  la película "Fiebre de Sábado por la Noche" cuyo éxito mundial hizo que fuese la banda sonora de toda la generación de finales del setenta.

Portada de la Banda Sonora de la Película "Fiebre de Sábado por la Noche" estrenada el 14 de Diciembre de 1977.

Pocas películas o álbumes de música, pueden reflejar fielmente lo que le sucede a una sociedad y al Mundo entero, en un determinado momento de la Historia. Y si esto ocurre es un hecho excepcional. Si nacimos en ese momento, a veces muy pocos podemos transmitir o manifestar con elocuencia lo que ello significa, porque quizás no nos dimos cuenta de su relevancia.

En 1977, los Estados Unidos recién asimilaba el quiebre y conmoción que significó la derrota y retirada deshonrosa de Vietnam, que parecía cuestionar los mismos cimientos de todo un orden y un nuevo panorama parecía abrirse con la llegada de Jimmy Carter como presidente. La Unión Soviética con Leonid Breznev, estaba en plenos juegos de guerra y tensión tanto contra Occidente como con su propio aliado ideológico China. Y en nuestro contexto más cercano, prácticamente toda Latinoamérica se encontraba bajo fieros regímenes militares que no aceptaban réplica alguna y que generaban una creciente resistencia particularmente en la juventud.

La música fue la válvula de escape y ésta empezó a moverse principalmente entre dos aguas, por un lado una tendencia apegada a lo que significaba la herencia del Rock de los cincuenta y sesenta, que se había plasmado en los grupos de corte casi épico y más elaborado, con tendencia “glam” o de características mucho más duras y oscuras: Led Zepellin, Black Sabath, Queen, Pink Floyd, Depp Purple o Uriah Heep. La otra vanguardia se decantaba por ritmos mucho más accesibles, comerciales y principalmente bailables, con una mezcla de funky y ritmos urbanos latinos y afroamericanos.

Fue en este momento que un grupo de pop rock venido a menos, de nombre Los Bee Gees , que se había hecho muy popular en Gran Bretaña a finales de la década de los sesenta con baladas que hablaban de nostalgia y el desamor, trataba de reinventarse con otro tipo de enfoque sonoro mucho más apegado a los ritmos tipo Motown (productora de discos de cantantes de color cuyo nombre significaba un estilo mismo de hacer música) , donde el juego vocal era imprescindible en su elevación y tesitura.

Fue allí donde los hermanos Gibb, entre ensayo y ensayo, implementaron el uso de notas altísimas para sus canciones, haciendo uso del falseto. Esto se vio reflejado en un disco premonitorio titulado “Children of the world” (Niños del Mundo) y un tema “You should be dancing” (Deberías estar bailando).

Robert Stigwood , productor de Los Bee Gees, pretendía introducir en los Estados Unidos al trio inglés a través de una película de bajo presupuesto , donde la música de fondo contaría la vida de un vendedor de pinturas que los sábados por la noche salía a bailar a una discoteca de moda en busca de reconocimiento y autoafirmación. Los músicos se mostraron escépticos, hasta la preocupación lindante en la premonición de un desastre.

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Para la cinta, el director John Badham, propuso a un joven actor de nombre John Travolta que había tenido una incursión promisoria en 1976 con la cinta para televisión “El chico de la burbuja”. Stigwood tenía una idea clara, que el musical de Broadway “Grease” o (“Brillantina” en castellano) sería la obra comercial a la que apuntaría en 1978 y que este film simplemente era un entremés o una prueba. Sucedió todo lo contrario.

La película con guión de Norman Wexler, se basaba en el libro “Ritos Tribales de la Nueva Noche de Sábado” escrito por Nick Cohm, sin embargo la obra literaria fue superada ampliamente por la puesta en escena visual que mostraba crudamente a la juventud de la época, sin ideales , sin futuro, francamente enfrentada al mundo de sus padres, quienes con educación y medios limitados tratan de adecuar a sus hijos a su forma de vida, de monotomía y conformismo sin éxito, con un vecindario hostil de fondo,  donde las secantes diferencias de clase y de género son infranqueables, con rivalidades entre etnias totalmente marcadas, donde la violencia, el sexo casual, el alcohol y los excesos en la vida nocturna, en bandas o pandillas urbanas, fueron puestas de manifiesto sin barnices cursis o infantiles.

El film flota y se magnifica paulatinamente con la banda sonora de fondo, que adentra al espectador a un ambiente tan real que no parece para nada alejado de la cotidiana realidad del público. Desde el principio la película aborda colorida y sórdidamente a todo un mundo donde la parafernalia y detalles nos acercan a una era y su forma de vida: peinados, vestimenta, automóviles, todo como una radiografía a color en movimiento permanente,  que queda para la posteridad en la retina. Basta señalar la ubicuidad temporal al mostrar  los cuadros de Al Pacino en Serpico, Bruce Lee, Farrah Fawcett,  Sylvester Stallone y Thalia Shire en "Rocky", hasta la ropa de poliéster y los pantalones con bota pié de elefante.

No puede pasarse por alto la coreografía de los bailes en la discoteca que es centro de todo el trtama, la Odisea 2001. Todos esos pasos, la forma de la pista, las luces y más que nada el comportamiento de los clientes fueron simplemente emulados una y otra vez con todas sus variables, siendo el epítome Travolta con un traje totalmente blanco y una camisa negra con una enorme joya en el pecho, que fue el prototipo adoptado por toda una generación.

La banda sonora merece otro acápite especial, esta fue aclamada y elogiada por su fluidez y calidad , la interpretación definitivamente era superlativa, los Bee Gees lograron un nivel de creatividad sobresaliente y aportaron temas que con el transcurso del tiempo se volvieron icónicos y dieron como resultado su reinvención, su éxito global y se catapultaron hacia el firmamento de los más grandes. En esa época era imposible no reconocer los cinco temas quehacían que los discos de vinilo marca RSO (Robert Stigwood Organization), con el logo la vaquita gorda con su cadena al estilo Travolta, se volviesen traslucidos por tanto tocarlos: Staying Alive (Sobreviviendo), How Deep is your love ( Que tan profundo tu amor) More than a woman (Más que una mujer) Night Fever (Fiebre de Noche) e If I can’t have you (Si no te puedo tenerte) interpretado este último por Yvonne Elliman , todos temas compuestos por  Los Bee Gees llegaron directamente al Número Uno en las listas de venta mundiales, algo que no se veía desde el tiempo de Los Beatles.

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Sin embargo no todo era de Barry, Robin y Maurice Gibb. Expertos músicos como Walter Murphy y David Shrine, productor del resto de la banda sonora, orquestaron maravillosamente temas clásicos como la Quinta Sinfonía de Beethoven o la Noche en la Montaña Pelada de Moussorsky y les dieron ritmo disco. Sin olvidar Boggie Shoes de K.C. and The Sunshine Band o Disco Infierno de Los Tramps entre otros.

El estreno de la cinta y su banda sonora, el 14 de Diciembre de 1977, fueron una sorpresa, que tomó desprevenidos a todos, siendo una sensación sin precedentes para todo el Orbe, la película por la que no se daba ni medio, se convirtió en un fenómeno cultural generacional. George Martin, el celebrado productor de Los Beatles, fue muy claro al expresar que no podía creer que ese grupo que interpretaba la banda sonora de la película, eran los descorazonados y tristes Bee Gees y que un viejo como el, al escuchar ese ritmo tan pegajoso, no podía resistir la tentación de salir a la pista de baile. Esta afirmación lo resume todo.

"Fiebre de Sábado por la Noche", tanto la banda sonora como la película son un patrimonio que se encuentra ahora registrado y resguardado en el Archivo del Congreso de los Estados Unidos por ser significativa y culturalmente valiosos. Pero más que eso, su éxito mundial y su repercusión en la gente, hizo que quiérase o no, fuese la banda sonora de toda la generación de finales del setenta.

El grupo musical en decadencia, la película venida a menos, el actor novato y desconocido, la banda sonora de relleno, todos se volvieron absoluta y diametralmente lo contrario, un fenómeno sin precedentes y han transcurrido cuarenta años, con su influencia y legado aún intactos.

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