La Paz, 13 de agosto (Oxígeno).- La academia aún no encuentra el juego que lo llevó a ganar el bicampeonato de la Liga. Un juego desordenado, poco ambicioso e improductivo fue el que mostró ayer en la derrota (3-0) a manos del Defensor Sporting de Uruguay.

La diferencia pudo ser incluso mayor, pero el portero Romel Quiñonez – más la ayuda de los travesaños- impidieron una caída aún más catastrófica para el conjunto celeste.

Desde el inicio no se entendió a qué jugaba Bolívar. El técnico Eduardo Villegas decidió iniciar con una línea de tres en el fondo, a pesar de que toda la pretemporada la práctico con el clásico esquema del 4-4-2.

En suma, el equipo celeste nunca se encontró en el campo de juego – que estaba en malas condiciones por una intensa lluvia caída ayer- y sucumbió ante un rival ordenado y ambicioso.

La única oportunidad de gol celeste la tuvo Nelson Cabrera, que tras un rebote en el área chica del conjunto charrúa, mandó su remate desviado.

Después, todo fue de Defensor. El primer gol llegaría gracias a Martín Rabuñal, que aprovechó el rebote de cedió el portero celeste – luego de tapar un penal a Olivera- para el 1 a 0.

Los minutos transcurrían y el control charrúa era cada vez más evidente. La figura de Quiñonez se acrecentaba y el nerviosismo académico era cada vez más notorio.

Es así que a los 56 minutos, el delantero Nicolás Olivera convirtió el segundo. Producto de los nervios académicos, minutos más tarde salía expulsado Damir Miranda y dejaba a su equipo con 10 hombres.

Con un hombre más, Defensor marcó el tercero a los 76 gracias Brian Lozano, para el definitivo 3 a 0.

Ahora la misión de Bolívar es pasar rápidamente el trago amar4go y pensar en la revancha, que se disputará el próximo martes en el Estadio Hernando Siles.

Para clasificar, el conjunto de Villegas deberá ganar, mínimamente, por tres goles de diferencia. Además, deberá cuidar que no le conviertan ningún gol en su cancha.

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