Servir "pescado prohibido" a los rebeldes que llegaron a comer a su restaurante. Ese fue el "pecado" que cometió una mujer y que le significó ser salvajemente ejecutada en una plaza pública de Luebo, en abril pasado en la República Democrática del Congo.

Pero eso no fue todo, porque antes de morir decapitada la mujer fue violada y azotada frente a una multitud enardecida que clamaba lealtad al movimiento rebelde Kamuina Nsapu. Y peor aún: tras cortarle la cabeza, sus ejecutores habrían bebido su sangre, según han relatado testigos.

Según relató un local al medio France 24, todo comenzó cuando la mujer recibió a los rebeldes en su restaurante y les sirvió un plato que incluía trozos de un pequeño pescado local, lo que fue considerado como una traición.

Los Kamuina Nsapu creen fuertemente en los poderes de los rituales protectores y, en ese sentido, tienen prohibido comer carne, pescado, hojas de yuca y otros productos durante los períodos de enfrentamientos, ya que están convencidos de que disminuyen su protección.

Así, la mujer y el hijo de su marido con su segunda esposa -quien ese día la ayudaba en el restaurante- fueron sentenciados a morir. Sin embargo, antes los obligaron a tener relaciones sexuales frente a la multitud, mientras eran azotados. Posteriormente, ambos murieron decapitados.

"Todos conocían a la mujer. No provocaba disgusto, por el contrario. Pero muchos locales están convencidos de que los miembros de la milicia tienen poderes satánicos. Así que cuando los rebeldes ejecutan a personas, aplaudimos y gritamos por ellos. No tenemos opción: los apoyamos o morimos", declaró a France 24 un testigo que guardó el anonimato.

Los restos de las dos víctimas habrían quedado a la vista de todos por dos días y luego, cuando los rebeldes abandonaron el lugar, habrían sido enterrados.