Redacción Oxígeno
13/01/2016 - 09:40

Los efectos del frío sobre los aparatos electrónicos

Cuando bajan las temperaturas, también los aparatos electrónicos como el smartphone, la notebook o la cámara de fotos sufren consecuencias, al igual que pasa en invierno con el motor de un automóvil, que puede ser difícil de arrancar. 

13 de enero (DPA).- Cuando bajan las temperaturas, también los aparatos electrónicos como el smartphone, la notebook o la cámara de fotos sufren consecuencias, al igual que pasa en invierno con el motor de un automóvil, que puede ser difícil de arrancar. 

Las temperaturas a las que realmente se ven afectados tienen que situarse varios grados bajo cero, pero ya con cero grados puede haber pequeños problemas con el sistema operativo. Y eso puede ser complicado con dispositivos pensados para usarse cuando se sale a la naturaleza o en las pistas de esquí.

El primer efecto del frío se ve en la batería, que va perdiendo duración con el tiempo si está sometida a bajas temperaturas tanto en el smartphone como en la cámara. La batería se vacía con mayor rapidez y necesita más tiempo para volver a cargarse.

Por eso, lo ideal es también cargarlas en una habitación calefactada. Cuando el termómetro cae claramente por debajo de cero es cuando más se nota el menor rendimiento. "La temperatura de diez grados centígrados bajo cero es el límite crítico. A partir de ahí todo va a menos", señala la experta Heidi Atzler.

El frío no sólo afecta a las baterías de los celulares, sino también a las llamadas "power banks", es decir, baterías externas para recargar el teléfono, explica Johannes Weicksel, de la asociación tecnológica alemana Bitkom. 

También funcionan más lentamente los procesadores de los smartphones, tabletas y laptops si están expuestos a bajas temperaturas durante largos períodos. Por eso, en los lugares en los que las temperaturas caen por debajo de cero grados en invierno no conviene dejarlos durante la noche en el automóvil, por ejemplo,donde hace casi el mismo frío que afuera. 

Además de la batería, lo más sensible es la pantalla. "Las de LCD se quedan paralizadas con el frío, por lo que casi no reaccionan las funciones táctiles", afirma Michael Eck, del grupo emresarial Tüv Nord. 

El motivo de ello es que los cristales líquidos dentro de las pantallas digamos que se congelan. Y la superficie reacciona por tanto más lentamente de lo habitual a los movimientos. También pueden empeorar el color y el brillo. Normalmente, los problemas desaparecen cuando el aparato vuelve a estar a una temperatura más alta, pero algunos defectos pueden permanecer. 

Por eso, cuando caen las temperaturas de manera continua incluso es recomendable llevarse a casa por la noche el GPS del coche. En el caso de que el GPS esté incorporado al vehículo, no hay que preocuparse, porque "en ese caso funcionan incluso con frío extremo, las condiciones de uso son más estrictas", según Eck.

Mucho más grave que la caída de la temperatura son las oscilaciones extremas. "Un cambio abrupto de temperatura es muy malo para el celular", alerta Wiebke Hellman, de la revista "Chip". Es peligroso pasar la tarde en la pista de esquí con el smartphone y después meterse en la cabaña calefaccionada, porque el aparato podría colapsar. "En las superficies frías se forma agua de condensación cuando el entorno es cálido". Y esa humedad puede causar cortocircuitos o corrosión en los contactos o en la platina.

Una buena forma de proteger el teléfono es llevarlo pegado al cuerpo de modo de que la temperatura corporal lo caliente. Y además, si uno los usa, los celulares se calientan de por sí, o sea que no se enfrían tan rápido, señala Heidi Atzler. 

Para no exponer innecesariamente al frío al aparato, se pueden usar unos auriculares para hablar o manejar el celular con comandos de voz y así no tener que sacarlo del bolsillo. Las fundas en cambio, no sirven: "Son útiles contra los golpes, pero no los calientan", explica Wiebke Hellmann. Materiales como el neopreno protegen el smartphone, eso sí, de la nieve o la lluvia.

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