La última carabina del Che reaparece 58 años después: la M2 americana que puso a Bolivia en la historia
Hoy, 58 años después de la muerte del guerrillero argentino, Bolivia y la histórica carabina M2 vuelven a estar en los ojos del mundo, pues es exhibida en el Museo de la Casa de la Libertad, en la ciudad de Sucre, capital del Estado Plurinacional.

“’No tiren, no tiren, soy el Che Guevara y valgo más vivo que muerto’. El soldado Tomás Choque reaccionó y le gritó ‘Cobarde, te mataremos’. Con su carabina M2 en alto, el guerrillero argentino, cojeando, caminó hacia los soldados”, así relata el autor argentino Álvaro Álvarez una de las últimas horas de Ernesto el Che Guevara en Bolivia.
Hoy, 58 años después de la muerte del guerrillero argentino, Bolivia y la histórica carabina M2 vuelven a estar en los ojos del mundo pues, a partir de este jueves 20 de noviembre, pasó a ser exhibida en el Museo de la Casa de la Libertad, en la ciudad de Sucre, capital del Estado Plurinacional.

Y es que lejos de los campos de batalla, tras pasar a la historia por ser la última usada por el Che, la carabina M2 estuvo los últimos 58 años en custodia de la familia de Joaquín Zenteno Anaya, el entonces coronel que tuvo un destacado protagonismo en las últimas horas que el Che estuvo con vida.
Pues en 1967, Joaquín Zenteno Anaya era comandante de la VIII División del Ejército de Bolivia que capturó al “Che” Guevara. Cuenta el registro histórico que a él y a su par Andrés Selich les fue confiado Guevara, herido en una pierna y con vida, precisamente después de ser capturado con la carabina M-2 en alto.
Según el ex agente de la CIA Félix Rodríguez, fue Zenteno Anaya quien le dijo que había órdenes superiores de asesinar a Guevara.
“Al día siguiente, el 9 de octubre, el coronel Joaquín Zenteno Anaya, comandante de la 8va división se dirigió al campamento del BI 12 cerca de la plaza de la Higuera, donde convocó al Comandante del batallón, mayor Miguel Ayoroa, para hacerles conocer la orden recibida del alto mando; la misma era concreta y definitiva: Fernando 700 que en texto claro era: “ejecución del Che Guevara” exhortando a todos que se presenten voluntarios para el fiel cumplimiento de la instrucción. Entre los muchos que se presentaron, se encontraban el sargento Huanca de la compañía B y el sargento Terán de la compañía A, heroicos combatientes que habían compartido los periodos de instrucción regular y que habían visto caer a sus camaradas sin poder salvarles la vida. De esa forma llevó a cabo la orden “700” cuando el Rólex de Guevara marcaba las 13:50 del día lunes 9 de octubre de 1967”, relata el coronel en servicio del Ejército, Jorge Santistevan.
La “labor” de Zenteno Anaya nunca será olvidada en la historia. Prueba de ello es que ese mismo 9 de octubre el entonces coronel recibió de manos de quien era comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Alfredo Ovando Candia, la última arma del Che.
La entrega se hizo en un acto público “como reconocimiento a su desempeño durante la contienda del sudoeste boliviano”.
Desde ese 9 de octubre de 1967, la carabina M-2 estuvo a buen resguardo bajo la posesión de Zenteno Anaya y, cuando falleció, de su familia.
“Durante más de 50 años, el arma del guerrillero permaneció bajo custodia de la familia que tomó todos los recaudos para su debida seguridad”, señala hoy un letrero colocado junto a la carabina M2, que a partir de esta fecha es expuesta en el Museo de la Casa de la Libertad.
Precisamente, la familia de Zenteno Anaya – que prefirió y prefiere vivir lejos de la mediatez de la historia- decidió donar la carabina a la Casa de la Libertad de Sucre, misma que, desde hoy, la expone para el público sediento de historia.

Según la información oficial, la familia Zenteno Anaya donó la carabina a través de un contrato de donación firmado con la Fundación del Banco Central.
Precisamente este jueves la Casa de la Libertad inauguró un espacio destinado, no solo rescatar la memoria, sino impulsar la reconciliación y cerrar las heridas dejadas por la historia Guerrilla del Che en Bolivia.
Álvaro Moscoso, quien fue nombrado como Embajador Honorario por la Casa de la Libertad por sus donaciones de objetos históricos, resaltó que el espacio y exhibición sobre la guerrilla del Che busca, de una vez por todas, recontrar a los bolivianos involucrados en ese histórico y sangriento pasaje de la historia.
“Hubo una confrontación, hubo derramamiento de sangre, considero ha llegado el momento en que debemos reencontrarnos”, aseveró.
Contó que en el acto desarrollado este jueves se buscó contar con al presencia de Loyola Guzmán, quien integró el grupo de apoyo a la Guerrilla de Ñancahuazú que Ernesto Che Guevara comandó en Bolivia, pero no se pudo concretar debido a su delicado estado de salud.
Así, a partir de hoy, la histórica carabina pasa a estar expuesta al público, lejos de la guerra, pero con balas de uno de los hechos más históricos de Bolivia y, por qué no, de la región.

