Aranceles, saqueo y expoliación
Pero es pertinente recordarles a los neofascistas de la casa Blanca, que su país vivió casi siempre saqueando y expoliando nuestras riquezas, sean estas minerales y otras.

El gobierno neofascista del emperador Trump, empuja al mundo de manera peligrosa a una guerra comercial, imponiendo aranceles que en la mayoría de los casos son injustos y por demás fuera de toda consideración diplomática. Bolivia también está en su lista negra, y tiene que pagar aranceles por sus exportaciones lo que nos empobrecerá más todavía.
Pero es pertinente recordarles a los neofascistas de la casa Blanca, que su país vivió casi siempre saqueando y expoliando nuestras riquezas, sean estas minerales y otras. Recordar, por ejemplo, que durante la segunda guerra mundial, nuestro país fue obligado a exportar estaño a bajísimos precios, con la excusa de “aportar a las causas de la guerra”.
Por cierto, no eran consensos ni acuerdos de caballeros ni mucho menos. Eran órdenes imperiales bajo amenazas punitivas de sanciones y otras mañas, típicas de la política exterior imperial de los USA.
Así, Bolivia tuvo nomás que regalar su estaño para esas causas nobles de la guerra; aun a costa de enormes sacrificios sociales que costaron sangre a mineros, a obreros y clases medias pobres. Por esos motivos nobles se produjo la masacre de Catavi en 1942, pues los salarios de los trabajadores eran miserables; pero el estaño se regalaba a los norteamericanos.
Sería prudente que nuestra diplomacia haga los esfuerzos, ojalá sea posible, para reclamar a los gringos que nos paguen los precios justos por el estaño, robado y saqueado desde siempre, y ni siquiera nos pagaron aranceles por eso. Sería prudente recordarle algo de historia a ese ignorante comerciante que tienen como presidente los estadounidenses.
Ahora el mundo entero tiene por fin la visión real y objetiva, de lo que siempre fue normal desde los imperios del norte: los hechos económicos y saqueo mundial de los pueblos del sur del mundo. La pasividad, la complicidad del silencio, sobre todo el no molestarles a los imperiales de parte de gran parte del mundo desarrollado, pues tapaba y encubría el saqueo de riquezas.
Todas esas injusticias significaron masacres obreras, masacres de sectores pobres y campesinos. Los magnicidios, los golpes de Estado sangrientos, y las imposiciones de la ilegalidad sobre historias y pueblos enteros, han estado estrechamente ligados al saqueo de nuestras riquezas. Quizás en eso se resume la historia moderna de nuestros pueblos.
Sabemos bien que esta historia no se resolverá en favor de las naciones saqueadas. Estamos siendo testigos, otra vez, que esos señores de la casa Blanca sólo tienen una manera de ver el mundo: de manera perversa y en función de sus ganancias económicas imperiales. Todo lo demás sólo disfraza para que la historia sea algo más contable.
Si bien el mundo cambia y corre por estos tiempos modernos y desarrollados, los intercambios comerciales injustos siguen siendo la correa de transmisión, entre la diplomacia mundial. Además, ahora son las oligarquías financieras las encargadas del saqueo mundial. Eso añade por supuesto una forma más letal en las formas del saqueo, porque se hace abstracto y más invisible la muerte y la miseria humana.
En esta historia lineal, o teleológica, donde los retornos son cada más constantes, pues el retorno de los fascismos imperiales nos muestra que la historia occidental, no precisamente es objetiva ni mucho menos. El mito del desarrollo y progreso fue sólo para ellos. Para el sur del mundo, todas las historias son de saqueo y expoliación de nuestras riquezas.
Ojalá el mundo tome consciencia por fin. Que el sistema y sus derivados de saqueo, por demás injustos y sangrientos, no ha hecho un mundo donde la vida sea atractiva para miles de millones de seres humanos. Sino un valle de lágrimas, donde cotidianamente se lucha como animales para sobrevivir, para justificar en algo el haber abierto los ojos en el nacimiento, en este mundo.
Ojalá los pueblos del mundo tomen consciencia, de lo insostenible que son las relaciones comerciales, donde los más poderosos siempre son los que más ganan, sobre los más pobres y miserables del mundo. Esa insostenibilidad nos empuja después a sangre y reclamos incluso de venganza justa. La miseria siempre generará guerrilleros, combatientes en defensa de los más desamparados a lo largo del mundo.
Los aranceles imperiales de estos días, sólo generará más miseria y pobreza. Pero pues, los occidentales no aprenden de su propia historia. Por la periferia del mundo, también se producirán mayores desajustes económicos, es decir pobreza y miseria. Sin políticas de Estado, o con Estados débiles y sin gente experimentada para estos desastres, tenemos nomás el apocalipsis en las puertas.
Veremos también si la sociedad civil estadounidense despierta de su letargo. La comodidad y los lujos tienen sus inconvenientes, cuando toca la puerta la necesidad de seguir viviendo aun compartiendo el mundo, con la miseria y la pobreza.
La sociedad civil y el pueblo estadounidense no pueden dejar impune a unos pillos que han tomado el poder, a nombre de la democracia y los valores sagrados de los USA.