Redacción Oxígeno
01/06/2015 - 16:44

Martín Bealunde cayó detenido en su propia ley

Esta es una crónica que da a conocer detalles desconocidos de la captura del hombre que provocó terremoto político en dos países. El lunes ya se sabía que estaba en el Beni. Cayó por unas llamadas.

Martín Bealunde fue extraditado a su país el viernes en medio de un fuerte operativo de seguridad (Foto: OXÍGENO)

La Paz, 01 de junio (Semanario El Compadre).- El guión de una película quedó pobre frente a la historia protagonizada por el hombre más buscado del Perú, cuya suerte concentró la atención de bolivianos y peruanos. Aquí y allá, Martín Belaunde Lossio provocó un terremoto político, movilizó a dos jefes de Estado y puso a prueba a la Policía de dos países. Y, como la vida ofrece paradojas, Belaunde cayó en su ley, en su trampa. Perseguido desde el 2014 por el caso La Centralita, cuyo nombre se debe a la intercepción de llamadas telefónicas, fue capturado por conversaciones hechas a un móvil en Brasil.

Quien fuera asesor de Ollanta Humala, en su primera campaña electoral para la Presidencia, se fugó el domingo 24 de La Paz y fue capturado la tarde del jueves 28, a 100 kilómetros de Brasil, en el Beni. Ese recorrido que hizo por tierra, desde las alturas paceñas hasta el trópico, generó una estela tóxica con fuertes consecuencias políticas: renunció un ministro de Estado, un senador del MAS puesto en la congeladora volvió al círculo del Presidente Evo Morales, dos comandantes de policía fueron destituidos, un exitoso y próspero chaman cayó en desgracia y el gobierno de Ollanta Humala salió a ofrecer 200 mil dólares por su captura. Muchos elementos para un hombre que, presionado por la suerte de su familia en el Perú, confió en el asesoramiento de sus abogados, viajó en diferentes vehículos, incluso de transporte público, pero su travesía terminó en el municipio de Magdalena.

Pinchazos e intercepciones

¿Cómo ha caído Belaunde tres días después de su fuga? El enfado del Presidente Evo Morales fue determinante, pues causó un sismo en la Policía, que procedió con detenciones y trabajos de inteligencia. El resultado es que el lunes ya se sabía que Belaunde estaba en el Beni, que había pasado por Yungas. Él estaba oculto en un canchón de la calle 6 de agosto, frente a un mercado y los policías tendían un perímetro de control.

Se guarecía en una casa que no despertaba sospechas, pues carecía de murallas y bardas. Más bien, tenía una tienda de comestibles. Allí estuvo desde las 04.00 del lunes hasta las 16.00 del jueves, cuando no se dijo si fue detenido con algún teléfono celular.

“Se han rastreado llamadas y llamó la atención que haya saltado una desde Magdalena a un teléfono que estaba en Brasil”, dijo una fuente cercana a la investigación. La llamada reforzaba la hipótesis de que estaba en Magdalena, mientras desde La Paz, Juan Ramón Quintana decía que el prófugo estaba armado. Era otro elemento de la guerra psicológica. Belaunde no tuvo opciones para cambiarse de ropa. Estaba como salió de La Paz, con polera de mangas cortas, jeans y zapatillas.

Este viernes, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, reveló que los organismos de investigación  “trabajaron con el sistema satelital, a partir de llamadas, que se hicieron de la ubicación, de estaciones bases, que son las que captan las señales satelitales”.

El 28 de mayo de 2014, muchísimos peruanos se enteraron de las andanzas de Martín Belaunde, un comunicador, empresario y dueño de un medio impreso de tendencia izquierdista. Con el caso “La Centralita”, se conoció que Belaunde dirigía un grupo de pinchazos telefónicos, con el fin de anular a los  políticos del presidente regional de Ancash, César Álvarez. En esa fecha, un juez inicio una investigación que meses más tarde concluyó en una sentencia de 18 meses de prisión.

Un día después de que llegó a Magdalena, Belaunde habló con el abogado Fernando Tiburcio, siguiendo una recomendación de su defensor, Jorge Valda. El jurista brasileño le aconsejó evitar su llegada a Brasil, pues no existen condiciones políticas favorables.  Fue el principio del fin de la fuga. La Policía Departamental del Beni vigilaba la Terminal de Buses y el aeropuerto, e hizo que la Policía Rural y Fronteriza tienda un perímetro de control de 10 manzanas.

La acción policial

La tarde del jueves, Belaunde fue capturado por un comando policial constituido por policías de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico y efectivos de Inteligencia, mientras que la policía del Beni desarrolló un operativo de respaldo. El empresario peruano fue encontrado debajo de una tarima. Desde la madrugada del lunes estaba en el domicilio que fue contratado desde La Paz.

Cuando policías de menor estatura que la suya le capturaron, Belaunde se mostró derrumbado. Su aventura había terminado y tuvo que entregarse. Eso sí, no perdió la calma. Quizás informado de la suerte de sus custodios en la casa del Curaca Blanco, dijo que ellos no tenían responsabilidad alguna en la fuga.

Luego, Belaunde contó a los policías que el abogado Fernando Tiburcio le dijo que cometió una locura al intentar fugarse rumbo a Brasil. “Me arrepiento de esto, mis abogados me han engañado”, dijo en más de una oportunidad. Fue chequeado y enviado hasta Perú tal como fue capturado.

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