Se vistió con una falda larga, peluca rubia, lentes de sol y pechos falsos para engañar a los guardias de la prisión de San Pedro Sula, en Honduras, y escapar.
Ocurrió cuando caminaban por una calle tras participar de un ardoroso partido de fútbol, pero apareció un auto y los atropelló. Los agresores sacaron armas de fuego para dispararles.