Anatomías
Imagen de Victor Hugo Romero
Victor Hugo Romero
14/09/2015 - 12:51

La bella y la bestia

Pese al tiempo transcurrido en el que la imaginación, la creatividad, ya no desborda, porque se halla atrapada en la cruda realidad cotidiana, los cuentos de hadas no mueren, vuelven a representarse, se reinventan porque nosotros, simples mortales los necesitamos, para que nos devuelven esa capacidad de sentir, de sentirnos vivos, al menos hasta donde más no convenga. 

Hace poco tuve la oportunidad de visitar una de las más recientes muestras de Fabricio Lara y debo confesar que sentí algo especial, puesto que al verme rodeado de mujeres y caballos me sentí que me hallaba en el interior de un cuento de hadas de lo más surrealista.

Me explico. Dos de los elementos que más presencia tienen en la obra pictórica de Lara, son precisamente las mujeres y los caballos, ambos arrastran una fuerte representación en la historia de las artes, por tanto, desde esta lógica, asumo que se trata de un guiño, sino franco homenaje a la pintura equina, puesto que si nos ponemos a recordar la estampa del caballo en el arte, veremos que siempre ha estado presente, llegando incluso a convertirse en una especialización dentro del arte, pero además en su contexto de “compañero fiel”. Cuán importante era o es el caballo en la evolución de la humanidad, el retrato ecuestre arranca en el preciso momento en el que el ser humano decide contar sus hazañas en la pared de una cueva.

Si de la mujer, hablamos, ni qué decir. No alcanzaría el espacio para enumerar lo que podríamos contar sobre su presencia en el arte, mucho peor si hacemos memoria de lo que inspiró,  lo cierto aquí que “ella” más que un elemento, es una constante, ya sea dentro o fuera de la tela, imaginada, retratada o soñada “ellas” se han encargado siempre de estar ahí.

Es en ese “marco” en el que empecé a ver la obra de Fabricio, entendiendo a estas dos presencias en su representación, siguiendo la línea trazada por madame Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, la de la bella y la bestia, que a su ritmo y cadencia inician una danza pictórica, en la que el flirteo y la seducción podrían ser también considerados como el universo particular de esta relación.

Como si se trataran un arte secuencial, ambos personajes, cuentan su historia desde diversos ángulos, sino tonalidades, algunos tan intensos como apasionados, en los que la bella no sólo seduce a la bestia, también busca dominarla con su etérea figura. En otra secuencia es la bestia transformada en un hidalgo corcel la que se pasea por la galería exhibiendo airoso su triunfo sobre lo efímero de nuestra existencia, galantea con mucha conciencia que será ella la que trascienda, mientras que nosotros, espectadores de un instante, estamos ahí sólo para dar unos cuantos pasos. 

Dentro de este ahora, mágico espacio, tanto la dama como el equino, no sólo habitan un colorido cielo, sino que lo disfrutan a pleno, ahí la paleta de Lara interviene, retratando con habilidad ese paisaje que le dota a ratos el aire de ensoñación que requiere la singular pareja o, la concreta realidad que exigen para mirarnos de arriba abajo, con el franco desdén que sólo la perfección permite. La obra de Fabricio Lara es singular, mágica cuando se presenta inmensa e imponente, exquisita en su formato pequeño y sencillo.

Pese al tiempo transcurrido en el que la imaginación, la creatividad, ya no desborda, porque se halla atrapada en la cruda realidad cotidiana, los cuentos de hadas no mueren, vuelven a representarse, se reinventan porque nosotros, simples mortales los necesitamos, para que nos devuelven esa capacidad de sentir, de sentirnos vivos, al menos hasta donde más no convenga. 

Siempre que puedo recuerdo una de los magníficos diálogos del Joker cuando fuerza a bailar a Vicky Vale en la película de Tim Burton, Batman. El Guasón le dice al oído, mientras la abraza, algo así: “Somos la bella y la bestia, pero si alguien te dice bestia le arranco los riñones”.

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2445455. Correo: info@gen.com.bo