Trinchera Comunicacional
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Idon Chivi
01/10/2015 - 12:00

De no ser por Evo, el Libro Azul seguiría siendo "libro azul"

Esperemos que la derecha modere su narrativa de héroes superdotados, héroes que casi como por misión divina, fueron designados por alguna desconocida hada madrina para ayudar al indio presidente. Los hechos no son los que se quieren mostrar. La derecha mediocre pretende tapar su chilenismo histórico, amparados en dos invitados para ayudar en la demanda ante La Haya.

¿Por qué Carlos Diego Mesa, sabiendo todo lo que sabía (Libro azul 2004), no hizo la demanda contra Chile? ¿Por qué la derecha mediocre halaga perdidamente a Carlos Mesa? Y ¿hace lo mismo con Rodríguez Veltzé? Simple, porque la derecha boliviana es chilenófila, rehén de la diplomacia chilena desde Aniceto Arce en plena guerra (1879) hasta el 2005.

Cuando Evo imprime la Diplomacia de los Pueblos el 2006 y el 2009 la reivindicación constitucional del mar y la obligación del Estado de hacer todo lo que se tiene que hacer para recuperarlo, Evo, cumplió la tarea con honor y valentía. Por ello es que la derecha boliviana, consciente de su chilenismo, hoy pretende tapar su fracaso histórico con @carlosdmesag y @erveltze, cuando @carlosdmesag y @erveltze saben que Evo tomó la decisión de ir a La Haya en la hora histórica, el minuto estratégico y el segundo táctico.

De no haber sido Evo, hoy el libro azul, seguiría siendo libro azul, y nada más que eso. Evo le dio potencia a los datos del libro, invitó a su autor a representarlo en foros internacionales, pero en un acto pobre de oportunismo y excedido de halagos, la derecha pone en pedestal a Rodríguez Veltzé primero y Carlos Diego Mesa, después, como señalando que Evo no existe, que los dos expresidentes hicieron la tarea solitos, que ellos son los manes del mar.

Nada más pobre de nobleza, nada más pobre de historia, nada más pobre de amor a la Patria. Evo, lo quieran o no lo quieran decidió ir por la demanda, y una vez iniciada la demanda invitó a Carlos Mesa y Rodríguez Veltzé como embajadores para que coadyuven en una acción ya encaminada, esa es la grandeza de Evo, no mirar sus tintes políticos, ni su color de piel, sino mirar a la Patria con amor y responsabilidad.

Una grandeza que la derecha no tiene, es huérfana de patriotismo, desde aquellos viejos días en que nació Bolivia, su falta de vocación nacionalista constituye su pecado original su núcleo de clase, por eso cuando los señalamos como vendepatrias, nos asiste la historia, la memoria y el testimonio de nuestra propia Patria. Vendepatria es todo aquel que no quiere a su Patria, que la ve como fuente de negocios personales, ambición individualista, o finalmente como pretexto para marketing personal.

Esperemos que la derecha modere su narrativa de héroes superdotados, héroes que casi como por misión divina, fueron designados por alguna desconocida hada madrina para ayudar al indio presidente. Los hechos no son los que se quieren mostrar. La derecha mediocre pretende tapar su chilenismo histórico, amparados en dos invitados para ayudar en la demanda ante La Haya.

Una demanda que tuvo la decisión histórica de Evo en la hora precisa, el minuto estratégico y el segundo táctico indudablemente certero. Eso es lo que nadie puede tapar.
 

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