Libertadores
César Sánchez
29/11/2018 - 14:36

La final de la Libertadores se jugará en el Bernabéu el 9 de diciembre, si se garantiza la seguridad

Solo falta el comunicado oficial de la Conmebol. Eso sí, el partido está sujeto a la resolución del Tribunal de Disciplina del máximo ente del fútbol sudamericano.

El juego de versiones y operaciones es incesante. Minuto a minuto todo cambia. Lo que parecía seguro, es decir una Superfinal cobijada por los petrodólares de Doha, perdió fuerza en las últimas horas. Ahora Madrid picó en punta y suena cada vez con más potencia para convertirse en el escenario de la revancha del River-Boca, por la final de la Copa Libertadores. Asomaba París, pero muy por detrás.

La primera versión indica que Gianni Infantino habló con Alejandro Domínguez y le pidió que la final de la Copa Libertadores se dispute en España. Más precisamente en Madrid, en el estadio Santiago Bernabéu. Sería el domingo 9 a las 15:30 (las 20.30 de la capital de España). La Real Federación Española de Fútbol, la misma que puso el grito en el cielo para que Girona-Barcelona se juegue en Miami, es la que habría metido la cola con una invitación formal que llegó a la Conmebol en las últimas horas.

Falta algo clave para que se resuelva ir a la capital española: la seguridad. Es que si la final se define que se jugará con ambas parcialidades, en la Argentina quieren asegurarse que habrá un fuerte derecho de admisión para las barras y no quieren que haya incidentes en territorio europeo.

Algo más: River y Boca tienen una fuerte presencia con peñas y filiales en el Viejo Continente y estiman un movimiento cercano a las 10 mil personas hacia Madrid. Será un tema de charla entre Mauricio Macri y Pedro Sánchez, presidente del gobierno español.

Había surgido en las últimas horas París, la capital francesa, que contaba con el impulso de Qatar Airways como patrocinante. Es la misma empresa, sponsor de la Conmebol, que pretendía que la final se jugara en Doha. Pero parece que sedujo mucho más Madrid.

Hay otra versión que desliga totalmente a Infantino de las negociaciones para llevar la final a España. El presidente de la FIFA llegó a las 6.20 de la mañana. Fue recibido por Fernando Marín, hombre muy cercano a Mauricio Macri, quien lo acompañó hasta el hotel Mío, de la avenida Quintana, en el barrio porteño de Recoleta.

Infantino dejó trascender que "es una pena que la final no se juegue en la Argentina". Y se despegó de la influencia que le adjudican algunos medios sobre lo que decidirá la Conmebol. "No quiero opinar", sentenció el suizo.

Aunque todavía se espera el fallo de la Unidad Disciplinaria de la FIFA, la Conmebol ya tiene decidido que la final se juegue. Y eso pasa por el escritorio de Domínguez. El dinero que ofrece Qatar sedujo rápidamente. Sin embargo, al paraguayo le hicieron entender que una final argentina se jugara tan lejos del país y del continente era una señal de debilidad política.

Fue así cómo se colaron en las consideraciones Madrid y París. La capital española cada vez saca más ventaja. Es un epicentro del fútbol mundial, donde además se habla el mismo idioma que en gran parte de Sudamérica. Si Macri y Sánchez se ponen de acuerdo todo quedará confirmado.

// Clarín

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