Redacción Oxígeno
07/01/2016 - 09:56

¿Has visto mis llaves? Esos incordios cotidianos

Algunos especialistas aseguran que las raíces son históricas, ya que la gente, antiguamente, tenía en promedio muchas menos cosas. Hoy en día todos tienen miles de objetos en sus casas y eso lleva a que todo sea un poquito más complejo.

07 de diciembre (DPA).- Todos los días lo mismo: de pronto uno no encuentra las gafas, no sabe dónde dejó las llaves, ni en qué lugar podría estar la cartera. ¿A qué se deben estos incordios cotidianos?

Algunos especialistas aseguran que las raíces son históricas, ya que la gente, antiguamente, tenía en promedio muchas menos cosas. Hoy en día todos tienen miles de objetos en sus casas y eso lleva a que todo sea un poquito más complejo.

Además, se producen múltiples interrupciones. Uno está haciendo algo y de pronto suena el timbre. "Antes de que me pusiera de pie tenía las gafas en la mano, y ahora ¿dónde están?". En ese caso lo que suele pasar es que uno soltó el objeto mientras tenía la mente puesta en otra cosa, por eso no recuerda dónde quedaron.

En realidad, los especialistas coinciden en que estos episodios cotidianos tienen sus raíces principalmente en la falta de atención, y eso es parte del fenómeno: cuando se hace algo todos los días, cuando son mecanismos de rutina, la atención no está puesta al cien por cien en eso. Incluso puede pasar que uno se pregunte dónde ha dejado las llaves y que resulte que estén donde siempre, porque las ha dejado allí automáticamente.

Es decir, una posible solución para evitar esas mini-búsquedas de todos los días es prestar especial atención a los movimientos de rutina. Vale la pena detenerse al echarle llave a la puerta y pensar dónde se está colocando el manojo de llaves después, o estar muy atento cuando se guarda algo y no dejar que la mente vuele mientras uno lo hace.

De todos modos, cuando uno no encuentra por ningún lado el teléfono móvil o las gafas, no hay que desesperar. Si nos desesperamos no podemos pensar. En ese caso, hay que imaginar un letrero que dice bien grande PARE, respirar hondo y tomarse una pausa.

A veces, cuando no se puede hacer memoria, sirve preguntarse: si dejara ahora las llaves o el móvil en alguna parte, ¿dónde los pondría?

También existen otros métodos que tal vez resulten conocidos por las series policiales. A veces la policía quiere que un testigo recuerde lo que vio e intenta ayudarlo a hacer memoria alentándolo a cerrar los ojos, relajarse y entrar en un estado de meditación en el que pueda recuperar las imágenes. Es difícil decir cuánto podría llegar a ayudar ese método para recuperar objetos en el día a día, pero la capacidad de recordar por esa vía la tenemos todos.

Ahora bien: en realidad, no hay vueltas. Los que quieran ahorrarse ese tipo de incordios deberán ser ordenados y actuar con cierta disciplina. Vale la pena asociar hechos con lugares, una mnemotecnia que ya era aplicada por los romanos, que cuando querían retener cierta información la asociaban a objetos de su casa.

Es más, al llegar a casa uno puede acostumbrarse a dejar todo -la cartera, las llaves, las gafas, el móvil y los documentos- siempre en un mismo sitio. Puede ser una repisa o un estante en la entrada. 

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