Elecciones Reino Unido
Henry Arancibia Fernández
12/06/2017 - 10:06

Corbyn, un izquierdista en tiempos de 'Brexit'

La nueva alternativa política en el Reino Unido 

Foto: The Independent
Foto: The Independent

Desde hace aproximadamente 24 horas, la defensa del conservadurismo dejó de ser un ejercicio cómodo en tierras británicas. El discurso de ultra derecha a favor del aislamiento político en el Reino Unido tendrá un adversario de lo más incómodo: el autodenominado socialista y  líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn.

A casi un año del referéndum que legitimó el abandono del Reino Unido (U.K. por sus siglas en inglés) de la Unión Europea (U.E.), la Primera Ministra, Theresa May, se arriesgó a consolidar su popularidad con el llamado a elecciones del último 8 de junio. Su intención fue la de demostrar el supuesto respaldo popular del que gozaba su partido (‘Conservative Party’) para llevar a cabo las negociaciones en torno al denominado ‘Brexit’, el proceso de salida de la U.E.

May, quien sucedió a David Cameron luego del rechazo del 52% de los británicos por permanecer en la Unión Europea, pretende negociar un ‘Brexit’ con políticas extremas, en especial en lo referente a inmigración y el cierre de fronteras. Sin embargo, los resultados de las elecciones le arrebataron mucho de su poder y fortalecieron el liderazgo de Corbyn.

Jeremy Corbyn es un izquierdista, radicalmente opuesto Theresa May, dispuesto a proponer cambios que muchos consideran extravagantes para un país del primer mundo. Su presencia en la política siempre significó una amenaza para el ‘establishment’, tradicionalmente dominado por los centristas y los conservadores. Las propuestas de Jeremy como la de generar un acceso igualitario a la educación o el cobro de altos impuestos a las compañías más lucrativas de Europa le generaron demasiadas críticas entre los liberales e incluso entre los laboristas.

La prensa, de tintes progresistas, inundaba sus espacios noticiosos con información poco conveniente para Corbyn, The Guardian colmó sus columnas de opinión con artículos difamatorios hacia sus ideas. Le llamaban “soñador” y “radical”, le culparon por el triunfo del ‘Brexit’ en las urnas, todo porque los medios buscaban ejercer presión para forzar su renuncia como máximo representante laborista. Sin embargo, Jeremy fue insistente y fiel a su ideología hasta que logró cambiar el panorama social, político y mediático.

Todo empezó con la presentación del Manifiesto Laborista, una propuesta directa que señala ser “para la mayoría, no para unos pocos” (for the many, not the few). El documento recibió críticas de toda naturaleza, pero logró convencer a muchos de los inscritos al partido de Corbyn y, sobre todo, demostró ser una propuesta firme en contra de las posturas formuladas por los ‘tories’ (miembros del partido conservador).  

El panorama político se tornaba interesante, el Reino Unido se encontraba ante dos posturas enfrentadas sin espacio para la tibieza ideológica. Por un lado, Theresa May dispuesta a romper relaciones con el resto de Europa, reforzar el control en las fronteras y quedar bien con los cristianos fundamentalistas; al contrario, Corbyn se mostraba abierto a conversar con la Canciller alemana y el Presidente francés por el bien de sus ciudadanos, prometió luchar por un trato justo hacia los inmigrantes empleados y no respondía al interés de ningún sector religioso en particular, dicho sea de paso, Corbyn es ateo.

En poco tiempo, el líder laborista convirtió a su partido en un movimiento de tendencias socialistas, pero su gran logro consistió en derrocar a la fobia que los votantes del primer mundo le tienen a la izquierda. Ya no se trataba de una amenaza a una fuerza política, aquel hombre desintegrador, más o menos así lo calificó Barack Obama, daba claras muestras de apertura al diálogo con cualquier centrista o liberal del mundo. Dejó claro que se puede ser un crítico del capitalismo, sin caer en fanatismos pro ‘Brexit’. Condenó los crímenes de guerra de Israel, bajo el lema de “Palestina libre”, demostrando que hacer reclamos justos no implica ser un irrespetuoso. Incluso abogó por un diálogo sensato entre su país y Argentina con respecto a la disputa diplomática sobre las Islas Malvinas.

La escalada de Corbyn tuvo su punto más alto en las elecciones del 8 de junio cuando le arrebató la mayoría parlamentaria absoluta a Theresa May, con un número de votos que los laboristas no conseguían hace mucho tiempo. Hoy por hoy, Corbyn es un izquierdista comprometido, quien, con más razón que nunca, le exige a la Primera Ministra su renuncia por el bien de la democracia británica. Solo queda esperar a futuras elecciones para saber cuánto más puede subir la popularidad de un socialista en crecimiento, a quien todos daban por vencido hasta hace poco menos de tres meses y hoy es el único rival electoral de los conservadores. 

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